El astigmatismo (a: sin; stigmos: puntos), es una alteración óptica del ojo, en la que los rayos de un objeto no se enfocan en un único punto, generando dos (o más) líneas focales que pueden o no proyectarse a la retina (Fig. 1). Esto se produce por variaciones en la curvatura de la córnea (más frecuente) o en el cristalino en alguno de sus meridianos.
Pensemos a la córnea normal como si fuera una pelota de fútbol, que es bastante circular y similar en sus meridianos, en cambio una córnea astigmática se asimila a una pelota de rugby, donde hay una mayor curvatura en uno de sus meridianos respecto al otro. (Fig. 2)

El astigmatismo se puede presentar en personas que ya tengan otros defectos refractivos, como miopía o hipermetropía. A su vez, se puede clasificar según la regularidad de la superficie corneal (regular o irregular), su eje (a favor de la regla, en contra de la regla, oblicuo), o según su punto de enfoque en retina (simple, compuesto, mixto).
Síntomas que presenta
- Visión borrosa.
- Dolor de cabeza.
- Mareos y vértigos.
- Entrecerrar los ojos (busca el efecto estenopeico para disminuir las aberraciones del vicio refractivo).
- Parpadeo frecuente.
- Cansancio visual.
Como se puede corregir
Ante la presencia de alguno de los síntomas mencionados arriba, deben dirigirse al médico, quien podrá diagnosticar el astigmatismo mediante el uso de un auto refractómetro, esquiascopía (sobre todo en niños) o con topografía corneal (que estudia la cara anterior de la córnea).
La forma de corregirlo puede ser mediante lentes aéreas, lentes de contacto blandas o rígidas, según el grado y clasificación de astigmatismo que posea el paciente, y de forma quirúrgica mediante cirugía refractiva, anillos intracorneales, y lentes intraoculares.
Para mayor información sobre el tratamiento, consulte con su oftalmólogo de confianza, a fin de saber cuál es la opción más adecuada según su caso.